Los pulgones pertenecen al mismo orden que la mosca blanca, las chicharras y las cochinillas: el de los hemípteros. Estos insectos chupadores de savia con una gran capacidad reproductiva son perjudiciales para una amplia diversidad de cultivos, tanto protegidos como al aire libre, y están en todo el mundo.
Las «cuatro grandes» especies polífagas más comunes son Myzus persicae (pulgón verde del melocotonero y la patata), Aulacorthum solani (pulgón de la digital), Macrosiphum euphorbiae (pulgón de la patata) y Aphis gossypii (pulgón del algodón y el melón).
Los pulgones pueden transmitir enfermedades como el dañino virus del mosaico del pepino (CMV), y varias especies, en particular la M. persicae, son resistentes a muchos pesticidas.
Los pulgones chupan la savia para obtener azúcares y proteínas. Además de reducir el vigor de las plantas, pueden causar alteraciones estéticas y dañar las hojas y los brotes.
Los pulgones excretan una melaza azucarada que puede arruinar las plantas y los frutos para el comercio, puesto que es pegajosa y propicia la aparición de fumagina; también tiene un impacto negativo en la fotosíntesis. Algunas especies de hormigas se alimentan de la melaza y defienden a los pulgones contra sus enemigos naturales, como si fueran granjeros en miniatura.
A la hora de identificarlos, puede ser útil partir del tipo de cultivo: algunas especies tienen preferencia por determinados hospedadores. Los rasgos morfológicos de los pulgones, como el tamaño, la forma y el color, pueden ser claves para la identificación.
Descarga el cartel de identificación de pulgónes
Los pulgones pueden llegar en plantas jóvenes de material de propagación. Las primeras señales suelen ser las pieles blancas de las mudas o pequeñas motas pegajosas y brillantes de melaza en las hojas. La mayoría de las especies se alimentan en el envés de las hojas o en la zona superior del tallo principal y las ramas, puesto que prefieren los tejidos jóvenes, blandos y con crecimiento activo.
Pieles de muda de ninfas de pulgón
Manchas pegajosas de melaza
Debido al rapidísimo crecimiento de la población, las infestaciones de pulgones pueden ser difíciles de controlar si no se detectan a tiempo. Se recomienda explorar con frecuencia: como mínimo dos veces por semana cuando las plantas sean jóvenes y tengan un crecimiento rápido. Utilice Bug-Scan® Yellow Sticky Traps para monitorizar la entrada de pulgones alados en el cultivo. Si las plantas entran «limpias» (libres de plagas) en el invernadero, la presencia de pulgones alados en las trampas suele ser el primer indicio de que hace falta tomar medidas.
Los controles en el cultivo desempeñan un papel importante. Preste especial atención a cuestiones como la limpieza, eliminando las malezas para evitar la transmisión de plagas, y utilice puertas dobles y tela de malla en los orificios de ventilación para evitar la entrada de pulgones. Las experiencias de campo indican que la selección de variedades también puede afectar a la población de pulgones. Además, conviene tener en cuenta que el uso de fertilizantes de nitrógeno en grandes cantidades, que producen un abundante crecimiento tierno, puede propiciar un desarrollo rápido de la plaga.
A efectos del control biológico, los pulgones se suelen dividir en especies grandes y pequeñas.
Las estrategias de control de los pequeños —los más representativos son el Aphis gossypii y el Myzus persicae— se centran en dos productos parasitoides: Aphidius-System y Matricariae-System.
Para los pulgones grandes, como el Macrosiphum y el Aulacorthum, el especialista es el Aphidius ervi (Ervi-System). Otros parasitoides del catálogo de Biobest muestran menos preferencia.
¿Cómo actúan los parasitoides (avispas)? Después de aparearse, la avispa hembra deposita su huevo dentro de un pulgón, donde se desarrolla la larva. El pulgón muere y se convierte en una momia, de donde eclosiona la nueva avispa, y el ciclo vuelve a comenzar.
Los depredadores también desempeñan un papel importante. Poseen un apetito voraz, y pueden hacer desaparecer grandes colonias de pulgones rápidamente. Necesitan gran cantidad de alimento para desarrollar una población asentada. Para optimizar el control, lo mejor es una estrategia que incluya depredadores y parasitoides.
Los biorracionales también cobran cada vez más importancia. Los productos de acción física, como los jabones y los aceites, sofocan o deshidratan a los pulgones. Protac SF®, una fórmula especial de polímeros de silicona, forma una fina red pegajosa sobre el cuerpo del pulgón que lo inmoviliza de inmediato. Dado que pueden afectar a los enemigos naturales, es necesario ser prudente a la hora de integrarlos en la estrategia.
Los insecticidas de origen vegetal, como SPYRO® (una piretrina derivada del crisantemo), tienen una corta persistencia en la planta, de manera que permiten reintroducir el control biológico al cabo de muy poco tiempo.
En situaciones extremas puede ser necesario aplicar un insecticida convencional. Si se da el caso, deben tomarse medidas a fin de minimizar sus efectos sobre la población de enemigos naturales.
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